Avanzada

Por William Dávila, exgobernador del estado Mérida. 

La semana pasada falleció el Dr. Rafael Caldera, dos veces Presidente de la República, líder de la democracia cristiana mundial y uno de los fundadores de la democracia venezolana y latinoamericana. Estas palabras se las dedico a su memoria, como testimonio de alguien que, como yo, tuvo la oportunidad de conocerle en el ejercicio del poder.

La primera vez que lo ví fue en 1969, era yo estudiante del primer año de derecho en la ULA, y llegó el Presidente al Hotel Prado Río y me lo presentó el Dr. Germán Briceño Ferrigni, gobernador del Estado, quien le dijo, con afecto, este es uno de los jóvenes revoltosos de Mérida, y el Presidente me dio la mano, se sonrió y me dijo: «qué bien, los jóvenes tienen que ser inconformes pero demócratas».

Lo volví a contactar ya siendo Gobernador electo en 1996, y como Vicepresidente de la Asociación de Gobernadores de Venezuela. Mi testimonio sobre esa época es que Venezuela tuvo como Presidente a un ciudadano decente, honesto, un hombre de Iglesia, de familia y de Patria.

Fue un Presidente que nos respetó y no persiguió a quienes no éramos de su ideología ni profesábamos su credo político.

Pese a que en su gobierno existían Ministros centralistas, el Presidente Caldera nunca fue un obstáculo para la transferencia de servicios y competencias para las regiones. Tal es el caso del Programa Alimentario Escolar y otros servicios sociales que el Ministro Cárdenas transfirió en acuerdos paritarios con las gobernaciones y Alcaldías. Con el Ministro Andueza se logró fortalecer el FIDES, la LAE, y transferir directamente los recursos que le correspondía a los Alcaldes, sin pasar por las gobernaciones. Con CORDIPLAN logramos la descentralización de los programas multilaterales del PNUD, BID, BM hacia las regiones.

En el ejercicio de mi gobernación, los merideños, con el Presidente Caldera, logramos obras y proyectos que no hubieran sido posibles en esta época de re centralización y tragedia nacional, tales como la carretera Mérida-Panamericana que lleva su nombre, la reapertura del teleférico, soluciones habitacionales, educativas, comunicacionales y sociales, entre otras.

El Presidente Caldera escuchaba a los gobernadores en momentos de crisis como en la huelga médica de 1997, cuando Perucho Rincón Gutiérrez era Ministro de Sanidad.

El Presidente Caldera tenía un especial afecto por los merideños y en su dilatada trayectoria de líder visitó todo el Estado y había incluso sitios donde su foto permanecía en los altares de los campos. Los merideños siempre honraremos su memoria.