Caracas: 28 de julio de 1941.
Excmo. Y Rvdmo.
Mons. Dr. Gregorio Adam
Valencia
Mi querido Monseñor Adam:
Como Ud. comprenderá, ofrecimientos de hombres de su talla no pueden echarse en olvido. Y menos cuando ellos tienen el valor simbólico del que nos hizo Ud., a Alicia y a mí, el día de la celebración de las bodas de plata matrimoniales de mis viejos. Vengo, pues, a recordárselo.
El 6 de agosto, miércoles de la entrante semana, contraeré, si Dios quiere, matrimonio. Imposible pensar en padrino mejor ante cuyos auspicios celebrarlo, que Ud., que tanto nos ha querido siempre. Me permito, pues, recordarle su ofrecimiento de bendecir y colocar nuestros anillos en el acto del matrimonio, y al mismo tiempo expresarle cuán inmenso será nuestro placer al tenerlo con nosotros en tan trascendental acto, así como el tenerlo después en el momento de tomar una copa de champaña (casa de Alicia, calle Oriente del Country Club), simbolizando la presencia del Maestro en Las Bodas de Caná.
Ud. sabe cuán sinceras y cordiales son las expresiones que le reitero en ésta; y nosotros sabemos que podemos contar con Ud.
Reciba un afectuoso abrazo y bendiga a quien lo quiere,
(fdo) RCalderaR