COPEI en el gobierno, balance de un año
Charla de Rafael Caldera en el programa «Actualidad Política», trasmitida el jueves 11 de febrero de 1960, las 10 pm, por Radio Caracas Televisión, y tomado de su publicación en el diario La Esfera.
El cumplimiento de un año de gobierno constitucional constituye un hecho importante para la vida de Venezuela. Debo confesar que como todos los venezolanos, tengo un poco de suspicacia por eso del culto a las fechas de los acontecimientos contemporáneos. Supongo que el Presidente de la República comparte esta misma suspicacia.
Nuestra historia está llena de conmemoraciones de los distintos sistemas de gobierno y no podemos desprendernos de la idea de que este siglo se inició bajo la celebración de un 23 de mayo, continuó largamente bajo la celebración de un 19 de diciembre y, quizás por eso, con mucho sentido de las cosas, el general López Contreras acentuó en su período el signo bolivariano de su gobierno y celebraba el 24 de julio o conmemoraba el 17 de diciembre.
El 2 de diciembre está demasiado cerca y estoy seguro que nadie pretende hacer del 13 de febrero un sustituto e aquél. Por eso pensamos que es en este año, por una vez, por la circunstancia especial de estarse cumpliendo una jornada cuya realización representa un hecho positivo de afianzamiento del sistema constitucional en la vida venezolana. Comparto, pues, el criterio de que este aniversario merece destacarse dentro de la vida venezolana.
Y como se va a destacar, es conveniente que todas las voces y todas las opiniones se dejen oír en relación a lo que ha significado este año de gobierno constitucional, a la representación que ha tenido y a la participación en él de las diversas fuerzas, que es justo se señale dentro de la actual circunstancia.
Un año de dificultades
El año transcurrido ha estado lleno de problemas. Eso no debe haber constituido una sorpresa para nadie. Estaba previsto y anunciado que los primeros tiempos del gobierno constitucional estarían sembrados de dificultades. Dentro del propio sistema provisional hubo una especie de consenso tácito en no resolver ninguna de las cuestiones graves, sino dejarlas para que una vez que hubiésemos reconquistado el funcionamiento de las instituciones democráticas se fueran planteando con toda su agudeza.
Patronos y trabajadores mantuvieron una tregua en sus relaciones; los partidos tuvieron una índole de vinculación quizás todavía más amistosa que la que la propia coalición de gobierno ha podido engendrar. En general, todas las fuerzas venezolanas convinieron en el 58 en que había que resolver las cuestiones urgentes y ganar la constitucionalidad, para que dentro de ésta fueran comenzando a analizarse a fondo los problemas políticos y los problemas económicos del país.
Esos problemas, políticos y económicos, han estado aflorando a cada paso. No han sido, en verdad, días tranquilos, especialmente para quienes desde una posición u otra hemos tenido la responsabilidad de contribuir a la dirección de nuestro pueblo.
A los obstáculos surgidos por la propia índole de los acontecimientos, se han sumado otros que quizás hubieran podido evitarse. El funcionamiento de la coalición en todos los países es difícil. En determinados momentos, aquí, parece que los sacrificios realizados y los esfuerzos cumplidos por hacer que la coalición se mantenga, tropezaron con una incomprensión casi general. Incomprensión de los mismos partidos que se hallan coaligados en la responsabilidad del gobierno, pero también incomprensión de los sectores de la opinión pública, algunos de los cuales, sin darse cuenta de que son beneficiarios de la Unidad, todos por igual, y quizás algunos en mayor escala que otros, han estado blasfemando, criticando, censurando esa bendita unidad, que en verdad ha sido una unidad bendita, porque ha permitido que la vida de este país se enrumbe y se mantenga dentro de un equilibrio que no interfiere el desarrollo de las cosas hacia la conquista de un destino mejor.
Un estado de conciencia no ha existido, ni existe quizás todavía suficientemente forjado en el país para sobrellevar los inconvenientes de la vida democrática. Ya en varias ocasiones hemos señalado la circunstancia, por ejemplo, de que el concepto de autoridad dentro del régimen democrático es algo que es necesario casi crear, porque autoridad en Venezuela ha sido sinónimo de despotismo; gobierno ha sido sinónimo de arbitrariedad y de fuerza. Establecer el concepto legítimo del Poder Público, que tiene conciencia de fuerza moral y jurídica y que se hace respetar de los ciudadanos dentro de los cuadros del Derecho, es algo que requiere un proceso de educación que se está empezando apenas a cumplir.
Comunismo y reacción: dos enemigos
Todas estas circunstancias, sin duda, se han visto agravadas por otras que era necesario afrontar. Dentro de la coalición de gobierno no está representado el Partido Comunista de Venezuela. Es lógico que el Partido Comunista, como lo haría cualquiera otra fuerza política al sentirse excluido de la coalición, haya manifestado una actitud predominantemente de hostilidad y de crítica negativa en relación a lo que el gobierno tripartito puede cumplir. Y como el Partido Comunista de Venezuela tiene una fuerza considerable en el acceso a las fuentes de comunicación con la opinión, ha sido un factor poderoso en destacar constantemente los aspectos negativos que se pueden imputar al gobierno y a la situación actual venezolana, minimizando los aspectos positivos que pueden cumplirse.
En alguna ocasión, cuando la situación del país se ha visto al borde de una conmoción física, surge, de parte de esta oposición comunista, la reiteración de su voluntad de defender el sistema escogido por el pueblo el 7 de diciembre de 1958. Pero, en general, éste ha sido un factor que ha coadyuvado, sin pretenderlo seguramente sus autores, pero con una coincidencia clara y perjudicial, a la propaganda que hacen los sectores regresionistas que no pueden aceptar una nueva forma de vida dentro de la realidad venezolana.
De modo que las dificultades que surgen del proceso histórico, por una parte, y por otra la insipiencia del desarrollo pedagógico de la vida democrática de Venezuela; de otro lado, la crítica que se va haciendo cada vez más intensa y sistemática por parte del cuarto partido excluido de la coalición de gobierno, que han aprovechado los sectores regresionistas; y, por último, el desahogo de aquellos que no pueden admitir la situación surgida del desarrollo de las urnas electorales, ha agravado la situación en Venezuela. Y para los que no estamos en el gobierno, sino que estamos defendiendo un gobierno encabezado por gente a quienes hemos combatido desde que surgimos como grupo político, en algunas ocasiones la situación se nos ha hecho mucho más difícil.
Sólo una clara conciencia de nuestro deber, la convicción profunda de que el camino que hemos seguido es el único que nuestra conciencia y nuestro deber nos han señalado frente a la Patria, frente al pueblo de Venezuela, nos ha hecho mantenernos tercamente firmes en esta actitud. Y en esta actitud, afortunadamente, muchas incomprensiones empiezan a desvanecerse, y nuestros propios adversarios, tratando de hacernos daño, buscando abrir grietas profundas en el bloque de la coalición de gobierno, en realidad nos han servido para demostrar a los incrédulos o a los que no quieren comprender, la realidad del papel que nos está tocando jugar en este momento histórico venezolano.
La lección de COPEI
Es lógico que me refiera aquí, a la contribución social-cristiana al enrumbamiento actual de la vida venezolana. Tenemos la convicción y podemos decirlo sin falsa modestia, de que nuestra contribución sincera, leal, resultado de una difícil deliberación, ha sido bastante positiva para ayudar a vencer los terribles obstáculos que la constitucionalidad ha encontrado en sus primeros ajetreos dentro de la nueva experiencia venezolana.
La contribución de COPEI ha sido, por una parte, en el seno mismo de la opinión pública: ha comenzado por una alta lección de pedagogía republicana y democrática. Nosotros perdimos las elecciones, y nos ha correspondido dar el ejemplo de demostrar ante un país, cómo los principios democráticos están por encima del interés y de la estrategia partidista. En todos los países del mundo el partido que pierde las elecciones se encona en su animadversión, se empeña en señalar los aspectos negativos del mismo proceso electoral; se encierra dentro de una actitud de incomprensión y de falta de colaboración, de enemistad sostenida y sorda contra quien ganó la elección. Nosotros la perdimos y nos ha tocado dar una lección. Creo que la estamos dando en Venezuela, enseñando que la democracia implica –como el noble deporte– saber ganar, pero también saber perder.
Hemos perdido las elecciones y estamos seguros de que factores completamente artificiales influyeron para que nuestro movimiento no obtuviera en Venezuela la votación que corresponde a su importancia. Seguimos creyendo que la solución copeyana era la más adecuada para el actual momento nacional; que nos correspondía, por una serie de factores, la mayor responsabilidad de dirigir esta hora venezolana; que éramos un punto de convergencia fundamental en la vida de Venezuela. Pero si el pueblo mayoritariamente, por una razón o por la otra, no lo juzgó así, estamos demostrando que somos sinceros en nuestra adhesión a la causa democrática, que con todos los defectos y con todas las inconveniencias que puede tener la democracia, estamos dispuestos a sostenerla y a defenderla aún en el caso en que no hemos sido los ganadores sino los perdedores. Esto era necesario en Venezuela, y COPEI no ha negado esta contribución.
Al mismo tiempo, nosotros hemos contribuido con toda sinceridad, al estudio y consideración de los problemas de Venezuela. Quizá la historia política de este año no se podrá escribir nunca porque ella está en las reuniones que día tras día, tardes y noches, se han ido celebrando en el Congreso, en Miraflores, en los Despachos de los Ministerios, para estudiar tantos, tan angustiosos y tan complejos problemas que ha venido presentando la realidad. Y en el estudio de esos problemas, donde aparecen puntos de vista contradictorios, donde aparecen tendencias distintas, porque es natural, porque cada uno tiene una manera a veces diferente de ver los problemas y porque se trata precisamente de una coalición de criterios disímiles, nosotros hemos llevado nuestra aportación, y quienes hayan participado en esas jornadas pueden decir que nuestra opinión ha sido siempre leal y sincera, y en más de una circunstancia ha contribuido a que se abran los ojos sobre muchos aspectos indispensables de la vida nacional.
Dentro de esa colaboración hemos reivindicado nuestro derecho de crítica. Nuestra participación en el Gobierno no envuelve, ni puede envolver, la renuncia al derecho de juzgar y criticar las actitudes que el Gobierno sostenga. Esa crítica, la mayor parte de las veces es interna, porque puede ser más útil, más eficaz y constructiva; en otras ocasiones ha habido necesidad de exteriorizarla porque lo hemos considerado indispensable para la misma función pedagógica que nos toca cumplir. Pero como Partido, en la calle, en el estudio que las diversas fracciones políticas hacen de la situación venezolana, hemos al mismo tiempo prestado la colaboración que nos tocaba y correspondía en la vida parlamentaria y en la estructura misma del Gobierno.
Deben analizarse bien las circunstancias. Nos cabe la satisfacción de decir, frente a aquellos que están tratando de presentar a COPEI como una fuerza regresionista, que impide el desarrollo de la acción del Gobierno, podemos presentar la realidad de que nuestra gente ha contribuido de manera eficaz en realizaciones que son imposible desconocer dentro de la vida venezolana.
Industrialización: labor de Fomento
Tres ministros han sido presentados y respaldados lealmente por COPEI, y COPEI mantiene con ellos el deber de solidaridad, de sentirse representado y comprometido por su gestión en el Gobierno. De esos ministros, Lorenzo Fernández en Fomento ha cumplido una labor que nadie ha podido regatear. Hay una línea clara, serena y firme de protección al desarrollo de la Industria. El caso de los cigarrillos, por ejemplo, constituye uno de los pasos más firmes en la creación de una industria venezolana y nos permite decir, no con palabras sino con hechos, que no van a importarse más cigarrillos extranjeros sino que se van a producir en Venezuela los cigarrillos que el país consume y que con una industria nueva se va a fomentar también un desarrollo de la agricultura, pues muchos estiman que entre 20 y 24 mil trabajadores en el campo van a prestar sus servicios en la siembra y recolección del tabaco. Este hecho, o el fomento de la industria artesanal a través de los créditos, o por ejemplo la protección firme a la acción de la Corporación Venezolana de Fomento, son realizaciones que nosotros miramos con satisfacción y con agrado.
En el contrato de Innocenti, la actitud firme y serena de la Comisión que estudió la materia y que intervino en ella, pero especialmente del ministro Lorenzo Fernández, le da al Gobierno la positiva realización, ya obtenida, de un ahorro de veinte millones de dólares (67 millones de bolívares), sin mengua de la calidad, sino más bien con mejores planes y con mejor realización, para que esta industria represente algo positivo para Venezuela.
Y en materia del costo de la vida, de que tanto se ha hablado, hemos preguntado a nuestros amigos del Ministerio de Fomento algunas cifras, y debe saber la opinión pública que más de siete mil viviendas han sido reguladas de nuevo en un año y que han representado un ahorro de más de 800.000 bolívares mensuales que los inquilinos de Caracas están dejando de pagar por la acción callada y constante de los organismos respectivos del Ministerio de Fomento. De allí salió lo de las medicinas, con firmeza y con claridad. Y en esa línea de Lorenzo Fernández, conciliadora pero enérgica, está representada para nosotros, con satisfacción, la línea de COPEI.
El Ministerio de la Reforma Agraria
Víctor Giménez ha sido una revelación en el Ministerio de Agricultura y Cría, para quienes no lo conocían. Ha multiplicado su esfuerzo; se le conoce como el ministro de la Reforma Agraria, porque ha dado no sé cuántas conferencias, ha tenido no sé cuántas charlas, ha formulado innumerables exposiciones ante los sectores técnicos, ante los propietarios, ante los campesinos, para formar dentro de Venezuela una conciencia de la Reforma Agraria, para orientar cabalmente y preparar el espíritu para esta empresa que es quizás la empresa fundamental que en el campo social le va a corresponder realizar al actual Gobierno.
He sabido que en el Congreso de la FAO, en Roma, donde estaban más de sesenta naciones representadas, que expusieron sus puntos de vista, el Director General de aquella institución recogió las palabras de Víctor Giménez y en su discurso repitió sus conceptos acerca de una Reforma Agraria integral, que conjugue la protección social, la transformación económica y la realización técnica.
Carreteras de penetración agrícola se están inaugurando ya en diversas regiones de la República por la obra del Ministerio de Agricultura. El programa de recuperación de cuencas hidrográficas constituye uno de los planes más hermosos y mejor estudiados en la actual renovación de los valores y de la realidad venezolana. Pero, el Ministerio de Agricultura y Cría, en este año de gestión, que se anota el desarrollo del plan pecuario que se iniciara por sus predecesores, que se suma el impulso del mecanismo de créditos en favor de los agricultores, se empeña especialmente en la parte más instructiva y fundamental de la investigación y de la extensión agrícola: la creación de nuevos centros de educación agro-técnica, la creación de nuevas escuelas de demostradoras del hogar campesino.
Estos hechos dieron al Ministro de Agricultura la satisfacción de haber recibido la semana pasada uno de los mejores homenajes que puede recibir un trabajador dentro de la nueva Venezuela: un diploma que le fue otorgado por la Universidad Central de Venezuela y que, por la manos del Rector De Venanzi y de las altas autoridades universitarias, le dio testimonio de la labor rendida, de la magnífica colaboración que el Ministerio de Agricultura y Cría ha prestado para el desarrollo de los servicios de educación en todas las ramas relacionadas con el agro venezolano.
El Ministro de Justicia: respeto a la dignidad humana
Por último, el Ministro de Justicia, Andrés Aguilar, es el más joven de los ministros del Gabinete. Juventud unida a una ponderación y claridad de criterio, ha realizado una extraordinaria labor que nosotros pregonamos con satisfacción, quizás en uno de los ministerios más difíciles que se pueden encontrar en la distribución de las carteras. Alguien decía del Ministerio de Justicia lo que los liberales del siglo pasado decían de los gobiernos en general: que el mejor Ministro de Justicia es el que menos suena, porque es tan fácil a través del Ministerio de Justicia promover conflictos y dificultades, que el solo hecho de evitarlos representa ya una inmensa y positiva labor.
Le ha tocado a Andrés Aguilar la responsabilidad de lograr la reorganización del Poder Judicial, respetando y restableciendo la plena autonomía de este Poder, sin abdicar de sus responsabilidades en el Poder Ejecutivo. Hay muy buenos jueces dentro de la actualidad en Venezuela, también los hay que no son tan buenos, pero dentro de la organización del Poder Judicial es un reconocimiento en los abogados el que ha habido preocupación por escoger lo mejor del material disponible y por elevar la dignidad y la autonomía de los jueces en el campo de su responsabilidad.
Estudios de proyectos de leyes, relaciones con la Iglesia Católica, desarrollo de un programa indigenista, preocupación y angustia por la situación de las cárceles y de las penitenciarías, son saldos positivos en la obra del ministro Aguilar. Él ha sido quien valientemente ha denunciado a la opinión pública que no se pueden tener las cárceles hacinadas de presos en pésimas condiciones de vida, y ha logrado, con su empeño tenaz, el que ya los centros penitenciarios de Valencia, de Maturín, el de mujeres de Los Teques, estén en un grado avanzado de realización, y el que se vaya a comenzar casi de inmediato, en la zona periférica del área metropolitana, otro gran centro penitenciario.
Dentro de toda esta labor le ha tocado también la difícil responsabilidad de adelantar la organización de la Policía Técnica Judicial. Organizar en la Venezuela actual un cuerpo de policía no es fácil, y si esa policía ha de ser técnica, para llenar funciones específicas dentro de ciertos cánones legales, la dificultad aumenta considerablemente. Para el Ministerio de Justicia ha sido una responsabilidad nueva y la ha cumplido Aguilar a cabalidad, con sentido propio del deber que tenía que realizar.
Honestidad: denominador común
Por sobre todo, los ministros copeyanos, en perfecta armonía con los demás miembros del Gabinete, han sido el signo de la honestidad y de la lealtad a la República que debe presidir la acción de los hombres que el movimiento social-cristiano respalda. Allí están ellos, infalibles no son, errores y fallas se podrán señalar, pero estamos satisfechos de su labor, y podemos decir que entre los puntos que se ha anotado el gobierno constitucional en su difícil primer año de vida, muchos de ellos se pueden abonar, con el consenso de toda la opinión, a éstos que representan nuestro pensamiento y nuestra actitud dentro del Ejecutivo Nacional.
Además de todo esto, tenemos la convicción de que mucha gente en Venezuela piensa que mientras COPEI forme parte de la coalición de gobierno, ésta no derivará por cauces de corrupción, de sectarismo o de violencia. Esa responsabilidad nuestra, la medimos en toda su extensión. Sabemos que para mucha gente, dentro de Venezuela, la medida final de los aciertos y errores del Gobierno toma en consideración el hecho de que nosotros nos encontremos presentes allí. Nosotros no vamos a decir que el Gobierno no ha cometido errores. Quizás algunas cosas que nosotros consideramos errores, otros no las consideran así, pero podemos decir que hasta este momento en Venezuela se ha dado el ejemplo de una voluntad de superación de antagonismos y de dificultades; que se ha adelantado considerablemente en el desarrollo económico y administrativo del país y que en todos aquellos aspectos en que no se ha logrado lo que se esperaba, al fin y al cabo ha habido honradez para reconocerlo y ha habido propósito de superar y de cumplir la responsabilidad contraída con el pueblo.
Yo creo, honestamente hablando, que de este año de experiencia democrática en Venezuela, con todas las fallas que pueda tener, el resultado debe ser alentador. Comparamos la situación de Venezuela con la de otros países que han atravesado circunstancias similares. En Venezuela hay paz. En Venezuela las instituciones se han mantenido. En Venezuela ha habido el mínimo grado posible de inconvenientes y de incomprensiones que ocurren en cualquier país cuando una dictadura es derrocada después de haber utilizado los recursos de que hizo uso el régimen que cayó el 23 de enero.
Estamos dando un ejemplo, estamos marcando un camino, se nos está comprendiendo en el mundo y nuestro pueblo, que espera con angustia la satisfacción de sus terribles problemas, confía en que la democracia, las instituciones y las leyes son las bases fundamentales para que esos problemas se resuelvan. Nosotros confiamos en que el segundo año, que también tendrá grandes dificultades por vencer, será un año más positivo en realizaciones y que, en todo caso, habremos andado hacia adelante en el afianzamiento de un nuevo sistema de vida en Venezuela.
Buenas noches.