El verdadero aniversario

Columna «El año del cambio», escrita para El Universal. 23 de junio de 1968.

Con motivo del anuncio hecho por los partidos URD, FND y FDP en el sentido de que llegaron a un acuerdo para postular la candidatura del doctor Miguel Ángel Burelli Rivas, me ha preguntado mucha gente qué actitud va a tomar el Partido Social Cristiano COPEI, y qué actitud voy a tomar personalmente, dentro de la lucha electoral frente a esa nueva candidatura.

Nosotros pensamos que hay en el país un deseo, una necesidad profunda de cambio. Consideramos que ese cambio no se puede ofrecer y garantizar sino con un programa claro de acción y con un equipo coherente que lo realice; con una fuerza compacta, popular, que sin cerrarse al entendimiento y colaboración con otras fuerzas tenga la responsabilidad de llevar adelante la vida nacional y de ejecutar, a través de un firme programa de desarrollo, el proceso de cambio que Venezuela requiere.

Hemos dicho en muchas ocasiones que los problemas del país no se pueden cubrir con una colcha de retazos, y hemos hablado muy claro de nuestra aprensión frente a ciertos arreglos de naturaleza claramente circunstancial entre grupos dispares que no pueden garantizarle a Venezuela una orientación clara y precisa.

Pero no es nuestro propósito plantear el debate electoral con el llamado «Frente tripartito». Consideramos que sería un grave error táctico, en el momento en que se le plantea a Venezuela el dilema continuismo o cambio, enzarzarnos en una agria y estéril polémica con otros grupos de oposición. El adversario es Acción Democrática, no porque tengamos odio contra ese partido o sus integrantes, ni porque nos mueva un sentimiento puramente negativo de anti-adequismo más o menos eruptivo o enfermizo, sino porque AD representa la continuación de un sistema cuyos fracasos y cuyas fallas están a la vista. Fracasos y fallas que han motivado, precisamente, el deseo profundo y vigoroso de cambio que anima a los venezolanos.

Seguimos considerando, por tanto, que el debate electoral está planteado entre dos tesis: la del continuismo y la del cambio.

La tesis del continuismo está representada especialmente por el candidato oficial de Acción Democrática, que utiliza y que tiene a su alcance todos los recursos del gobierno, aun cuando el fervor popular que despierte sea menos que mediano; y hay una variante del continuismo, representada por un ala disidente de AD, pero dirigida e integrada por gente que compartió totalmente la responsabilidad de la acción y la omisión oficial hasta hace muy pocos meses.

Frente a esa dualidad continuista, nosotros presentamos una alternativa clara, válida, positiva, una alternativa de cambio con un partido en expansión que crece vigorosamente, que incorpora todos los días nueva gente a sus cuadros, que tiene un programa serio, elaborado luego de largas jornadas de estudio y de meditación, y que cuenta con un equipo de hombres y mujeres jóvenes, que se han preparado en el estudio, en el entrenamiento universitario, en la observación de los problemas del país y en el análisis de la realidad nacional, para ofrecerle a Venezuela un esfuerzo científicamente concebido y enérgicamente realizado para enfrentar sus graves problemas.

Por esta razón, repetimos, nuestro debate está planteado fundamentalmente con Acción Democrática, que representa la continuación del gobierno existente.

No vamos a enfrascarnos en una polémica agria y a todas luces estéril con representantes de otros grupos que también se alinean hoy en la oposición, pero que a nuestro juicio no vienen a torcer la perspectiva ni a modificar la cuestión sustancial. Y una decisiva mayoría nacional sabe que nosotros representamos la alternativa más realizable y más seria, con mayores posibilidades de triunfo y sobre todo con mayores posibilidades de realizar un gobierno coherente, eficiente y honesto.