Nota de Manuel Aguirre Elorriaga, S.J.
Noviembre, 1968.
RAFAEL CALDERA.
Es mi candidato:
Porque es el amigo de los obreros. Cuando tenía veinte años, siendo universitario, como Sub-Director del Trabajo, redactó, con la ayuda de un técnico de la OIT, nuestra Ley del Trabajo. Cuando tenía 23 años publicó su tesis doctoral Derecho del Trabajo, que es una obra densa y voluminosa, que ha tenido dos ediciones y sirve de texto en nuestras Universidades y en varias naciones de América Latina.
Es mi candidato: Porque es el amigo de los jóvenes. Fundó en 1936 la Unión Nacional Estudiantil (UNE), frente a la FEV, controlada por Jóvito y Rómulo. Actualmente el COPEI cuenta, como partido individual, la sección mayoritaria de las Universidades en Venezuela.
Es mi candidato: Porque lo admiro como sabio por su extensa ilustración y cultura. Es Profesor de la Universidad Central de Venezuela. Es Profesor de la Universidad Católica Andrés Bello. Es Académico de Ciencias Políticas y Sociales. Es Académico de la Lengua. Es autor de varias obras; entre ellas la vida de Andrés Bello. Es el Presidente de la Comisión editora de las Obras de Andrés Bello.
Es mi candidato: Porque lo admiro como político hábil, avanzado y revolucionario, Ha seguido siempre una línea diáfana, limpia y consecuente, con una doctrina segura: la Doctrina Social Cristiana.
Es mi candidato: Porque lo admiro como hombre íntegro y valiente. Cuando era omnipotente Pedro Estrada, fue Caldera el único que se atrevió a defender a la esposa de Estrada en su litigio de divorcio. Lo que le valió un atentado por una bomba contra la ventana de su cuarto, salvándose milagrosamente con su esposa Alicia y su hijo Andrés.
Lo admiro también como esposo y padre de familia: con una consecuente consagración a su familia; y fiel y rectilíneo en sus principios morales de su convicción religiosa.
Yo admiro a Rafael Caldera. Es mi candidato.
Caldera. Caldera. Caldera. Caldera. Caldera. Caldera. Caldera. Caldera.