Caracas, 6 de abril de 1972
Señor Doctor
Rafael Caldera.
Presidente de la República.
Miraflores.
Mi querido Presidente:
El doctor Arístides Calvani, de la manera más gentil y obligante, me hizo saber su muy honroso ofrecimiento de la Embajada de Venezuela ante las Naciones Unidas.
A él, verbalmente y con el ruego de que tuviera la bondad de trasmitirlas a usted, le expuse las razones circunstanciales que me hacían imposible separarme en el futuro inmediato de mis obligaciones como Director de El Nacional.
Estoy seguro de que él le habrá trasmitido a usted mi sincera gratitud por tan generosa disposición hacia mí y las causas de peso que me impiden haber podido corresponder positivamente a tan alta distinción, pero no quería dejar de dirigirme a usted personalmente para reiterarle ambas consideraciones.
Reciba, señor Presidente y buen amigo, junto con mis sentimientos de gratitud los votos que por su buen éxito formula su amigo,