París, 18 de septiembre de 1975
Señor Doctor
Rafael Caldera.
Apartado 2060.
Caracas, 101.
Venezuela.
Mi querido Rafael:
He recibido el ejemplar editado de tu discurso ante el Senado con motivo del debate sobre la nacionalización del petróleo, que he leído con todo el interés que merece y en el cual expones, con la responsabilidad y la sensatez que te caracterizan, puntos de vista sumamente valiosos y dignos de ser tenidos en cuenta sobre esta gran cuestión que afecta todo el porvenir del país.
Por el momento sólo quiero manifestarte mi gratitud y satisfacción por la generosa y repetida mención que tuviste a bien hacer de mí, tanto más que en una de ellas me citas inmerecidamente junto a la egregia figura de nuestro Bello, que ha sido tema constante de tu pasión venezolana.
Con los mejores recuerdos de Isabel y míos, para Alicia y tus hijos, y reiterándome aquí enteramente a tus órdenes, recibe un cordial saludo de tu afectísimo amigo,