Foto: Bisbal.

Al presidente Pérez «Se le fueron los frenos»

Entrevista realizada por el periodista Olmedo Lugo para el diario El Universal. 

  • Al dar respuesta a mis palabras en el Poliedro.
  • El mayor remordimiento que tengo –aseguró– es el de haberles dejado tanto dinero para que los hayan malgastado en la forma en que lo han hecho.
  • El ex Presidente señala que para resolver el problema de la marginalidad, es necesario un programa ambicioso de vivienda popular y otro programa de capacitación profesional para la mano de obra calificada.
  • Es absurdo que por razones partidistas –subrayó– se le reste la trascendencia que tiene al problema de la vivienda.

 

A pesar del respeto que dice profesarle, por la majestad del cargo que desempeña, y aunque asegura no tener deseos de entablar una polémica al respecto, el doctor Rafael Caldera considera que al Presidente Pérez «se le fueron los frenos» al comentar palabras suyas que pronunció en «El Poliedro» durante el desarrollo del Congreso Nacional Socialcristiano.

  • Desde luego –precisó el ex mandatario– que yo no deseo entrar en una polémica personal con quien es Jefe del Estado y a quien debo seguir considerando por encima de todas las circunstancias, como el Presidente de todos los venezolanos.

El máximo líder de los socialcristianos recibió al periodista en sus oficinas del Escritorio Liscano. La cita era para comentar el grave problema de la marginalidad, el cual cíclicamente tiene expresiones verdaderamente críticas. Sin embargo, en el curso de la entrevista –y era casi inevitable– el doctor Caldera deslizó algunas opiniones políticas, fundamentalmente para dar respuesta a apreciaciones recientes del Presidente Pérez.

El ex mandatario se refirió a instancias nuestra a la respuesta que a sus palabras en «El Poliedro» diera el Presidente Pérez. Este último, entre otras cosas, se refirió a la soberbia y a los presuntos remordimientos del fundador de Copei.

–Con todo respeto –fue su comentario inicial– creo que al señor Presidente de la República «se le fueron los frenos» en su respuesta.

Señaló que aún recordaba que en el velorio de la señora Menca de Leoni, cuando el ahora Presidente era candidato de la oposición, éste le había reclamado en forma airada, que él hubiera contestado a un mitin suyo en San Cristóbal.

El ex mandatario se levanta del escritorio y comienza a buscar en su apretada biblioteca uno de los libros donde figuran muchos de sus discursos de entonces. Los hojea con cuidado hasta que encuentra la referencia.

  • En aquella oportunidad –señala mientras lee parte de aquel discurso– expresó: «Durante el ejercicio del gobierno me he forzado en no polemizar, en aclarar puntos de vista, en definir posiciones y actitudes, en evitar toda expresión que pudiera lesionar en algún modo a ningún venezolano de cualquier ubicación que sea. No quiero por ello entrar en polémicas de ninguna especie pero me siento en el deber de decir que si alguien pregunta qué ha hecho este gobierno en el Táchira, allí están las obras y allí está el pueblo para responderle. Y si por alguna circunstancia quien pregunta ha ocupado posiciones de importancia en otros gobiernos anteriores, debo decir que la obra de este gobierno está a la vista para compararla con la de cualquier otro gobierno anterior».

Al término de la lectura de ese trozo de su discurso, el ex presidente Caldera señala que no tiene el deseo de entablar polémicas personales con el Jefe del Estado.

  • ¿Pero es que él también hizo referencia a presuntos remordimientos suyos?

El líder socialcristiano escucha con atención la pregunta. Luego expresa con mucho aplomo:

  • Todos tenemos nuestros remordimientos, pero yo confieso que el mayor que tengo, es el de haberles dejado tanto dinero para que los hayan malgastado en la forma en que lo han hecho.

El drama de la marginalidad.

El doctor Rafael Caldera hizo un análisis profundo del problema de la marginalidad, de las secuelas que ella deja y los esfuerzos que se han hecho y deben hacerse, para intentar resolverlo…

  • El problema es más grave en Caracas –aprecia– porque la atracción de la capital es mayor y porque la topografía no facilita las soluciones… Pero hay que convencerse de que la solución permanente está en una doble dirección: un programa ambicioso e intenso de vivienda popular, y un programa igualmente ambicioso e intenso de capacitación profesional para la mano de obra no calificada.

Señalamos al ex Presidente que el problema del rancho ha ido en crecimiento. Que no se advierten fórmulas apropiadas, efectivas, para resolver la situación de las barriadas caraqueñas. En ese sentido comentó:

  • Desde mi campaña de 1963 yo fijé una meta en la construcción de cien mil unidades de vivienda por año. Esta cifra naturalmente correspondía tanto a las construidas por el sector público, como por el sector privado, sin excluir los desarrollos mixtos que se iniciaron con éxito en el pasado quinquenio.

Recordó que hasta aquel momento los programas de todos los partidos hablaban de vivienda popular, pero que el tema se hizo prioritario, y hasta fuertemente controversial, cuando se lanzó la cifra de 100 mil unidades por año.

  • Mucho se dijo, y todavía se dice, que esa meta era imposible de alcanzar… Sin embargo nosotros, con recursos limitados y venciendo todos los obstáculos, lo logramos en el último año del período constitucional, lo que servía para demostrar la viabilidad del programa… Sinceramente yo estaba convencido de que el nuevo gobierno iba a rebasar fácilmente esa cifra por contar con mayores recursos y posibilidades.

Cree el doctor Caldera que han prevalecido algunos prejuicios y que inclusive, un alto vocero del INAVI dijo que él no creía en la solución «viviendista», lo cual supone que de mantenerse tal criterio no debían esperarse grandes realizaciones en esa materia.

  • Es bueno recordar –adicionó– que la vivienda popular no solo ofrece a la familia la posibilidad de una existencia humana, sino que también genera un alto número de empleos en un país cuyo drama fundamental está en que el petróleo produce dinero, pero no ocupaciones. En los países que he visitado, ya capitalistas o socialistas, o ya de una economía que pudiéramos llamar social sin ser socialista, se reconoce hoy a la vivienda popular un carácter prioritario.

Expresó el doctor Caldera que en Rumania se habla mucho de la construcción de viviendas para el pueblo y que en la URSS, después del stalinismo, lo primero que hicieron fue lanzarse a un gran programa habitacional.

  • El Encargado de Negocios de Alemania Oriental cuando me visitó hablaba del plan de viviendas de su país y cuando calculé el porcentaje, resultaba equivalente al que nosotros habíamos propuesto para nuestra población. Pero es bueno recordar –señaló– que ya antes la República Federal Alemana había colocado la construcción de viviendas en el primer rango de las tareas de la reconstrucción.

Ante tales ejemplos, el ex mandatario estima que lo relativo a la vivienda popular debería ser una materia de unánime consenso, «ya que es absurdo que por razones partidistas se le reste la trascendencia que tiene».

  • Es trágico –agregó– que se sigan ubicando familias en ranchos a la orilla o en el cauce de las quebradas, o sobre taludes en cerros erosionados que permanentemente anuncian desastres. El experimento de las viviendas en pendiente que se hizo en la administración pasada en la parte de atrás del Hospital Militar y en Caricuao, merece ser evaluado y si necesita correcciones, que se le hagan. Pero debe extenderse en una forma amplia, como lo hubiéramos hecho nosotros de tener a nuestro alcance la posibilidad de hacerlo.

Las partidas de defunción.

A juicio del ex Presidente de la República tiene que cesar la actitud de facilitar la construcción de ranchos en zonas inadecuadas, toda vez que «unas láminas de zinc y unas pacas de cemento, pueden equivaler a partidas de defunción para víctimas que casi siempre son niños o ancianos».

  • Pero, ¿podría pensarse que sólo con la construcción de ese tipo de viviendas se resolvería el problema de la marginalidad?
  • Está claro que el programa de viviendas no basta por sí solo. Tiene que ser parte de un plan de desarrollo dentro del cual debe estar la capacitación rápida e intensa para convertir al «toero» en un trabajador calificado. Porque una de las más humillantes paradojas –señala– es la de que mientras abundan los desempleados o subempleados en las áreas marginales, hay carencia de trabajadores calificados para la construcción y para las otras actividades productivas.

Dijo seguidamente que es impresionante observar que las empresas no están pidiendo solamente tecnólogos de alto nivel, sino trabajadores normales, siempre que sean capaces de desempeñar eficientemente su oficio.

  • Por eso dije que sin entrar al enjuiciamiento global del Plan de Becas Mariscal de Ayacucho, el mejor Plan Ayacucho que podía ejecutarse sería el de capacitar a los marginados para desempañar oficios que les permitan incorporarse al proceso económico de producción.

El doctor Caldera estima que es falaz la tesis de que la falta de vivienda es una mera consecuencia de la falta de trabajo. Apuntó que hay muchos trabajadores que ganan un salario más o menos suficiente y sin embargo habitan en ranchos porque no encuentran una vivienda decente.

  • Por ejemplo, son todavía muchos los agentes de policía que viven en ranchos a pesar del esfuerzo que en 5 años ha cumplido Fundapol, una fundación que se creó durante mi gobierno para enfrentar el terrible problema de la falta de vivienda para los integrantes de la Policía Metropolitana.

Expresó que en los barrios es fácil observar a los taxis, estacionados frente a los ranchos, porque sus propietarios no logran encontrar una vivienda decente.

  • Y mientras no se realice a fondo este doble programa, seguirán repitiéndose los dolorosos acontecimientos que las lluvias producen y que a veces tienen secuelas posteriores, porque los derrumbes pueden ocurrir cuando las tierras reblandecidas por el agua empiezan a secarse por acción de los rayos del sol.

Las obras de un gobierno.

  • Un gobernador de Anzoátegui –señaló– tuvo la infeliz ocurrencia de decir que el canal de alivio de Barcelona había sido una obra innecesaria y costosa y que la iba a llenar de instalaciones deportivas porque no tenía ningún uso… Pero cuando cayó el primer aguacero torrencial y creció el Neverí, las aguas corrieron en torrente hacia el mar por el canal de alivio y la ciudad de Barcelona no padeció lo que en ocasiones anteriores padecía.

Se refirió a las actividades de la Comisión de Defensa Civil en la prevención de los desastres que producen los fenómenos de la naturaleza, como las crecidas de los ríos Orinoco, Apure y Arauca. También comentó las actuaciones de Fundasocial.

  • Valdría la pena saber si a la Comisión de Defensa Civil y a Fundasocial se les ha seguido dando la atención preeminente que se les ofreció durante el gobierno pasado y que redundó en beneficio no de sus componentes, sino de ese sector del pueblo que ha venido a denominarse comúnmente los damnificados.

Un parque en La Charneca.

En el curso de la entrevista el ex presidente Caldera señaló que confiaba en que el actual gobierno no hubiese abandonado la idea de convertir el barrio «La Charneca» y todos los demás de San Agustín del Sur en un gran parque que continuara el Jardín Botánico hasta el Helicoide.

  • A nosotros se nos fue mucho tiempo en levantar un minucioso censo y hacer un estudio socio-económico de los habitantes de esos cerros, para asegurar su reubicación que dentro de lo posible debía realizarse en las áreas más inmediatas o cercanas a aquellos donde tienen su hábitat… Se comenzó la construcción de edificios en la parte baja, se dejaron concluidos dos que estuvieron casi dos años sin ocuparse. Me han dicho –apuntó– que la modificación principal prevista es la de construir menos edificios de los que inicialmente planteó el Centro Simón Bolívar. Por supuesto, me siento feliz si esto es así porque mi deseo personal era que se construyera lo menos posible para disfrute de la población de Caracas.

Añadió que si el CSB insistió en la necesidad de levantar algunos edificios, era por las dificultades económicas que forzaban a tratar de que el proyecto fuera autofinanciable.

  • He sostenido y creo –dijo– que gastar algunos cien millones de bolívares en un parque de esa magnitud para Caracas, es una inversión justificada por el beneficio ambiental y las necesidades recreacionales de una población urbana que vive atormentada.

El doctor Caldera expresó que en los últimos meses de su gobierno sugirió que el área de San Agustín del Sur comprendida entre la avenida Ruiz Pineda y la Autopista Francisco Fajardo se dedicaba totalmente a instalaciones deportivas y estacionamientos subterráneos.

  • Creo que allí pueden hacerse muchas canchas para practicar múltiples deportes y ponerlos al alcance del pueblo. Pero esta idea –subrayó– no hubo tiempo de procesarla con los estudios correspondientes. Ojalá se le ocurriera a este gobierno realizarla si la cree conveniente… Lo que importa es hacer las cosas, no importa quién las haga.

También se refirió el ex presidente al programa de ciudades satélites que él desarrolló. Una de ellas la Diego de Lozada en los Valles del Tuy, y otra, la Francisco Fajardo, a la entrada de Barlovento, entre Guarenas y Guatire.

  • La idea –explicó– no fue pura invención de nosotros. Desde atrás venían haciéndose consideraciones sobre la necesidad inaplazable de descongestionar a Caracas o por lo menos, desacelerar el crecimiento de la población confinada a los límites naturales de la ciudad, creando dos polos de desarrollo a los que me pareció justo darle el nombre de los dos fundadores: el zamorano y el margariteño. Creo que este programa no ha sido continuado. Y aunque no por el prurito de reclamar, sino porque siento la angustia del tiempo, pienso que merecía un empuje más dinámico.

Ya al final de la entrevista, el doctor Rafael Caldera comentó el desarrollo del Congreso Nacional Socialcristiano y entre otras cosas, suscribió una opinión sobre la actitud que allí asumió el doctor Arístides Beaujón, al renunciar a sus aspiraciones.

  • Considero que el gesto de Artístides Beaujón –expresó– fue uno de los hechos más positivos del Congreso, porque él vino a redondear la tremenda sensación de Unidad que Copei le trasmitió al país. He oído a mucha gente que coincide con mi apreciación de que Arístides salió realzado con la determinación que adoptó.