Yo encarno el sentimiento anti-paquete
Entrevista a Rafael Caldera realizada por Pedro González Silva para el diario Economía Hoy.
—Para Caldera, el gobierno quiere hacer quedar mal a Uslar.
—El expresidente considera negativa la aplicación dogmática de cualquier modelo económico, ya sea socializante o neo-liberal.
—«Hay que analizar punto por punto el plan de ajustes de Carlos Andrés Pérez, para continuar con aquellas políticas que han sido beneficiosas y corregir las que han sido negativas para la población».
—Al Senador Vitalicio le parece muy grave que Hugo Chávez aparezca con alta puntuación en las encuestas.
El Gobierno parece tener intenciones de querer hacer algunas rectificaciones… ¿Cree usted que realmente haya una rectificación?
Las noticias acerca de la posible rectificación del Gobierno son contradictorias. Por una parte nos enteramos –a través de comentarios que se filtran a los medios de comunicación- que se están estudiando algunas disposiciones que pueden aliviar un poco las perspectivas futuras que cada vez se presentan más graves para la población. Pero por otra parte se hacen declaraciones enfáticas de que se mantiene con firmeza la política económica del gobierno. Yo desearía que en esta materia hubiera realmente rectificaciones de fondo. Me preocupa haber leído, por ejemplo, que en el Fondo Monetario Internacional y en el Banco Mundial hay preocupación por la posibilidad de que se modifique la política económica del Gobierno, y hasta se dice y se informa que el mega-proyecto social del Ejecutivo –que es como la gran perspectiva que el Gobierno quiere ofrecerle a los sectores populares- pone en inquietud a estos organismos, porque de acuerdo con sus estimaciones, eso puede disminuir la posibilidad del cumplimiento exacto de las condiciones fijadas para el servicio de la deuda. Estas cosas realmente son inquietantes, y allí se necesita tener una actitud inteligente, pero también decidida, que asuma ciertas actitudes, respondiendo al clamor que existe en todos los sectores del vivir venezolano.
En cuanto a la invitación al doctor Uslar Pietri, parecería que el propósito no es convertirlo en denunciante, con nombre y apellido, de todos los casos de corrupción que, por lo demás, están en el hablar diario de todos los venezolanos, sino un poco con la idea –y que me perdone el Gobierno si lo estoy interpretando mal- de hacer quedar al doctor Uslar en la estacada, como si fuera alguien que está haciendo informaciones y después carece de los elementos suficientes para formalizar y respaldar esas averiguaciones. Yo creo, en este sentido, que el Gobierno podría tener perfectamente elementos en la mano para darse cuenta de que la corrupción exactamente sí existe y de que no son solamente los hechos ocurridos en el período del presidente Lusinchi.
—Fíjese que se ha corrido una versión, según la cual un frente militar está presionando al Gobierno para que saque a relucir y castigue los casos de corrupción cometidos por los políticos, bajo la amenaza de que si eso no ocurre, ellos retrasarán los juicios a los oficiales insurrectos.
Los rumores son muchos, y en ese sentido considero acertada la decisión del Gobierno de restablecer la garantía de libre expresión del pensamiento. El haber aplicado con un rigor arbitrario la medida restrictiva fue el factor más propicio para la circulación de rumores, pues en la medida en que la prensa no tenga la suficiente libertad para informar, la voz del pueblo se expresa a través de rumores sin que el público tenga elementos de juicio para saber si los rumores son ciertos o falsos. Ahora, yo creo que muchos de estos rumores no corresponden a la realidad, no creo nada en el sentido de que se haya hecho presión y que los jueces militares hayan amenazado con demorar los juicios si no se toman otro tipo de medidas.
Es bueno saber que el Código de Justicia Miliar tiene un procedimiento muy especial: se instruye un sumario, se dicta un auto de detención como en los juicios penales ordinarios, se confirma el auto de detención y se pasa a la Jefatura del Estado para que el Presidente de la República diga si el juicio debe continuar o no. Esto en algunas ocasiones ha sido utilizado indebidamente en el poder civil, demorando indefinidamente el proceso, mientras tanto los procesados están privados de su libertad, para que finalmente se ordene terminado el juicio, con lo cual se evitan los debates del plenario, que pueden tener una repercusión muy grande ante la opinión pública. Esta es una atribución de naturaleza más política que judicial, porque el Presidente de la República –aunque haga sus veces- no va a analizar los hechos como un juez de derecho para dar una calificación por su parte, sino que va a analizar si desde el punto de vista de la conveniencia del país, de la seguridad nacional, conviene o no la continuación de un juicio que tiene carácter plenario. Lo grave de este procedimiento es que el Código de Justicia Militar no establece plazo para el cumplimiento de esta atribución del Presidente; puede ser muy rápido o puede prolongarse indefinidamente en perjuicio de los procesados.
No al golpismo
—¿Cómo cataloga usted la acción de los insurrectos? En una proclama, supuestamente elaborada por ellos, justifican su acción basándose en el artículo 250 de la Constitución Nacional…
Mi posición es al respecto muy clara: yo repruebo y condeno toda acción insurreccional y esto no solamente por convicción –porque soy demócrata y constitucionalista- sino además porque estoy convencido a la luz de la experiencia, de que todos estos levantamientos que se salen del orden jurídico para pretender remediar circunstancias, enseguida caen en el autoritarismo, en la tiranía, en el abuso, en la violación de los derechos humanos, en una serie de circunstancias que son realmente difíciles de descartar. Cuando en Venezuela ha ocurrido un golpe militar, a veces ha sido saludado con simpatía por lo menos por algunos sectores, han tomado algunas medidas generalmente para detener a algunas personalidades políticas del régimen anterior, para cerrar el Congreso, para hacer algunas obras materiales… He dicho a veces con un dejo de ironía, que lo primero que hacen las dictaduras es tapar los huecos de las calles y las autopistas, porque los gobiernos adecos tienen la triste historia de que generalmente abandonan el pavimento y comienza la gente a quejarse. Entonces el público saluda estas medidas, pero al poco tiempo vienen los abusos, los partidos políticos son sustituidos por grupos clientelares o familiares, por comanditas de intereses contra las cuales no es posible realizar ninguna protesta. De manera que la gente joven, que no ha sufrido nunca los rigores de un sistema autocrático, debe conocer perfectamente esto.
En cuanto a lo del artículo 250 de la Carta Magna: el pretexto de que el Gobierno se ha puesto fuera de la Constitución y en consecuencia las Fuerzas Armadas, como garantes de ésta, deben actuar para remediarlo, es un argumento que puede sugestionar a algunos, pero la verdad es que las acusaciones que hay en cuanto a la violación de la Constitución tienen que encontrar su tratamiento dentro del sistema de derecho, el cual por lo demás debe irse adaptando a las necesidades de los tiempos y, en este sentido, quienes estamos trabajando en una tercera enmienda constitucional estamos conscientes de que no se trata de hacer sólo algunas modificaciones de fachada, tenemos que ir al fondo de los hechos, lo cual supone la introducción del referéndum popular; la modificación sobre la legislación de los partidos políticos; la creación de la figura del Primer Ministro, que pueda ser destituido por el voto adverso de la Cámara de Diputados o de las Cámaras en pleno; el establecimiento de una Alta Comisión de Justicia, para que los magistrados que no correspondan a la confianza que la sociedad tiene que tener en ellos, puedan ser removidos sin llenar las formalidades interminables y por lo general irrealizables; y, por otra parte, la posibilidad de una Asamblea Constituyente, en caso de que la voluntad del pueblo debidamente consultada a través de un referéndum, establezca que el país la desea para tener una nueva Constitución. Estas cosas pueden ser de mucha importancia, como también incluir una serie de derechos que no están explícitamente en la Carta Magna, como son el derecho a la información, el derecho a un ambiente sano, el derecho de la mujer a tener iguales oportunidades que el hombre, el derecho a la participación de los grupos que representan la vecindad y los distintos sentimientos comunitarios. Todas estas cosas pueden abrir una expectativa favorable para que el país, que está desconcertado con la situación actual, pueda concebir legítimamente la esperanza de que el sistema democrático va a aportar mecanismos y posibilidades para que los grandes problemas del país se resuelvan.
El antipaquetismo
—¿Usted encarna el sentimiento anti-paquete?
Sí. Ha habido la circunstancia de que yo me he enfrentado al paquete económico desde el primer momento, y el país todo está sufriendo los efectos del paquete, y aun cuando algunos sectores económicos que están beneficiados considerablemente se hacen defensores esforzados en todo lo que no los perjudique –porque tienen reservas en cualquier medida que para ellos sea perjudicial- lo cierto es que la mayoría de la población se da cuenta de los efectos malignos de una serie de medidas, algunas de las cuales eran quizás indispensables, otras irreversibles, pero que en su conjunto, en sus detalles y en su forma de aplicación, están causando perjuicios considerables a una gran parte de la población venezolana.
—A todo el que critica el paquete económico se le acusa de querer volver al pasado, al estatismo, al que se le adjudica la crisis que hoy vivimos, ¿es que acaso no hay otro modelo económico, otra salida, que no sea lo que se está aplicando actualmente?
En esta materia yo he insistido mucho en que la gran parte de la conducta de las autoridades depende de un error de diagnóstico. Atribuyen a causas estructurales lo que fueron causas coyunturales. Sustancialmente, el problema económico de Venezuela reside en la deuda alegremente concebida, alocadamente contraída y equivocada y a veces deshonestamente administrada. Esto fue lo que creó realmente el estado de cosas en que se encontró el presidente Pérez, el cual fue iniciado precisamente por él en su primer gobierno. Hay un hecho que algunas veces se menciona pero no se analiza a fondo: la economía venezolana se manejó en diversas formas en los tres primeros quinquenios del sistema democrático y en los posteriores. Esto es muy importante, porque la grave situación creada viene especialmente de la corrupción, del clientelismo, de la ineficacia, y toda una serie de aspectos con los cuales se manejó la economía en los últimos períodos, especialmente en el anterior al presente, en el cual, por ejemplo, la protección industrial, que debió haber sido hecha con prudencia y en una forma transitoria para desaparecer al lograr un equilibrio suficiente para que nuestros pueblos pudieran competir en el mercado, se convirtió en una puerta abierta para la corrupción, para la negociadera. El mismo caso de Recadi, que fue una necesidad inevitable por la situación que se vivió en aquellos momentos, se convirtió en una puerta abierta para todos los manejos dolosos, para toda la serie de delitos cuyas consecuencias las ha conocido el país.
Yo quisiera, a este respecto, decir dos cosas que me parecen importantes: una, que la experiencia demuestra que en materia económica todo dogmatismo es peligroso, ya sea el dogmatismo socializante intervencionista, ya sea el dogmatismo neoliberal. Una y otra posición, generalmente conducen a una serie de errores. Actualmente está de moda el neoliberalismo, ahora bien, el liberalismo económico está empezando a dar sus frutos en Estados Unidos y en Inglaterra: el presidente Bush está enfrentando una difícil situación en sus aspiraciones a la reelección como consecuencia de la política económica iniciada por el Gobierno de Reagan y continuado por él. El Primer Ministro John Major, está enfrentando en Inglaterra una difícil situación también, por la aplicación de un liberalismo a ultranza en la política de la señora Thatcher. Yo creo que si se derrumbó por una parte el intervencionismo comunista en el socialismo real de la URSS y de Europa del Este, también se está demostrando los malos efectos que pueden llevar los extremos de la política neoliberal en occidente.
Yo creo que la economía requiere, en primer lugar, sentido común, y en segundo lugar, adaptación a la realidad de cada país. Por ejemplo, la sustitución de importaciones como dogma es mala, pero ésta en cierta forma ha sido indispensable en cualquier país del mundo, no hay ningún país industrializado que no haya empezado con la sustitución de importaciones. EE.UU, Inglaterra, Japón, han pasado por esta etapa; lo malo es cuando esto se convierte en un mercado libre para todo el que quiera hacer dinero indebidamente a través de una serie de actividades que además de ser artificiales no tienden a mejorarse ni ponen un puente para conducir a un mercado abierto, sino que más bien ponen mayores reticencias. Yo creo que la política de Carlos Andrés Pérez merecería que se analizara punto por punto para mantener aquellas que realmente hayan producido beneficios y corregir aquellas que esté produciendo los deplorables efectos que está padeciendo la población venezolana. La economía es una ciencia humana y lo económico es para servir al ser humano, no para exprimirlo en beneficio de unas minorías privilegiadas.
Por otra parte, yo quisiera decir que si bien he criticado mucho al FMI, nunca he dicho algunas cosas como sí lo hizo CAP cuando era candidato presidencial, que llegó a comparar al Fondo con la bomba sólo-mata-gente y dijo que eran unos facinerosos que están sólo pendientes de hacerle mal a la humanidad. Yo no lo he hecho así porque yo no creo que sean unos facinerosos, son unos técnicos muy capacitados pero que tienen una visión estrecha, que están mirando el mundo por un círculo demasiado restringido y que representan los intereses de las grandes potencias, que son las que al fin y al cabo tienen el poder de decisión en estos organismos internacionales. Yo creo que el FMI tiene derecho a que se le escuche, pero también el país tiene derecho a que éste se dé cuenta de la circunstancia de cada país para no tratar de imponer una serie de condiciones que dicen ellos que no las imponen, sino las recomiendan, pero las recomiendan con la condición de que si no se siguen, cierran todo el centro del mundo financiero internacional para los países que se resisten.
Un punto para Eduardo
¿Qué opinión le merece el proyecto alternativo presentado por Eduardo Fernández?
Yo lo voy a estudiar, le he pedido a algunos asesores míos que lo vean, a fin de analizar qué puede tener de positivo y de negativo. Sí me voy a referir exclusivamente a un punto: vi con simpatía que el discurso señala que hay que acelerar las modificaciones constitucionales. Ahora, al respecto, la única mención expresa que se hace es la de la figura del Primer Ministro, siendo así que ésta es una materia tan importante y que tiene dos años discutiéndose en una comisión bicameral, me parece que debía hacer una referencia a aspectos tan importantes como el referéndum, la alta comisión de justicia, el régimen de los partidos, la asamblea constituyente y una serie de aspectos que responden a una inquietud y una necesidad nacional.
¿Cuál fue el objetivo de la entrevista que los familiares de los militares insurrectos mantuvieron con usted?
Un grupo de familiares de los detenidos, a quienes no identifiqué por sus nombres, me pidieron que los recibiera para solicitar que yo cooperara en un esfuerzo para que se respetaran sus derechos humanos y para que se les hicieran los procesos en forma debida y justa. Esto naturalmente que cualquier ciudadano venezolano que tenga conciencia de responsabilidad tiene que contestarlo afirmativamente. Ahora, tengo la convicción de que por lo menos hasta este momento, ha habido el respeto que las autoridades en general deben a todos los procesados, pero especialmente que las autoridades militares deben a los procesados cuando estos son también profesionales de las Fuerzas Armadas.
Usted, que ha sido integrante destacado de la clase política contemporánea, ahora luce solo frente a ésta. ¿Cree que la clase política le dio la espalda al país?
Yo tengo la impresión de que la clase política está atravesando un momento muy desfavorable en la opinión nacional, y esto principalmente porque el clientelismo ha perturbado los procesos de selección de los candidatos para las diversas actividades partidistas, públicas y oficiales, y porque el consumismo ha envenenado los ánimos de todos los sectores sociales y la clase política no ha estado exenta de eso. El ingreso de recursos financieros no esperados a partir de 1974, causó una perturbación en la manera de pensar, de sentir y de ser de los venezolanos en general, y especialmente esto afectó a la clase política; la facilidad en el manejo del dinero y la obtención de beneficios a través de la actividad política que se extendió tanto a los titulares del Gobierno como a la Oposición, ha provocado una serie de consecuencias cuya presencia se está observando hoy en el juicio que la población en general tiene sobre la clase política. Hay que rescatar la imagen de la clase política; hay que rescatar la imagen de los partidos, porque ellos son la base de funcionamiento de la democracia.
Entre Chávez y Caldera
¿Qué le parece el hecho de que en las encuestas aparezca usted de primero y el comandante Chávez de segundo? ¿Esto significa que usted es la única alternativa de la democracia, pues la segunda opción la encarna un militar golpista?
Eso es preocupante, porque la simpatía hacia el jefe de los insurrectos depende del hecho de que tuvo un momento feliz en las cámaras de TV, cuando apareció para pedir la rendición de sus compañeros sublevados, pero el hecho de que haya unos contingentes importantes de la población que simpaticen con él, lo que revela es un razonamiento equivocado, y señala que «cualquier cosa que ocurra es preferible a esto», que es un argumento peligroso frente al cual hay que reaccionar no sólo con las armas del convencimiento, sino también con las armas de la realidad.
¿Usted que ha hablado de una fórmula extra-partido, no cree que los partidos deberían desaparecer y dar paso a otras formas de organización del pueblo?
No, los partidos no deben acabarse. Estamos tratando en la enmienda constitucional de darle fundamentos al legislador para que la Ley sea más exigente en cuanto al funcionamiento de los partidos y darle mayor libertad al ciudadano para optar cuando se le convoque a unas elecciones y que no se le encadene forzosamente en lo que han determinado en las opciones que hayan preparado y establecido los cogollos de los partidos. Lo que pasa es que en este momento el país siente la necesidad de que los problemas que estamos confrontando sean tratados de lleno por encima de las delimitaciones partidistas y haya fórmulas que estén sobre los partidos, y que sean capaces de darle la oportunidad a todos los venezolanos de buena voluntad, que realmente los hay muchos, que sean capaces y no sean corrompidos, para dar su contribución efectiva a la superación de este difícil momento crítico que está atravesando el país.