Caracas, 31 de octubre de 1992

Excmo. Sr, Presidente

Rafael Caldera

Sus manos.

Muy querido y respetado señor Presidente:

Profundamente conmovido por su llamada de esta mañana, le ruego aceptar el testimonio de mi más hondo reconocimiento por este gesto inolvidable, tan digno de su alma noble y generosa.

Al reiterarle mi más hondo sentimiento de amistad y reverente afecto, siento también renovarse en mi ánimo el compromiso del trabajo, junto al espíritu de consagración y de servicio, de los cuales su vida ilustre ha constituido siempre insigne ejemplo.

Affmo.

(fdo) José Antonio Abreu.