Teodoro Petkoff y la Agenda Venezuela
Por Luis Xavier Grisanti
Publicado originalmente en Analítica el 22 de noviembre de 2018.
Un estimado lector de nuestro artículo anterior (Teodoro Petkoff y la Agenda Venezuela, Analitica.com, 07.11.2018), nos preguntaba si los aumentos en el índice inflacionario en los años 1994, 95 y 96 se debieron a la expansión monetaria decidida por el Banco Central de Venezuela (BCV) para financiar la crisis bancaria durante los primeros dos años del segundo gobierno del Dr. Rafael Caldera (1994-99); o si dichos incrementos fueron causados por la aplicación del programa de ajuste económico y reformas sociales contemplado en la Agenda Venezuela, a partir de 1996, bajo la dirección del entonces ministro de Planificación (CORDIPLAN), economista Teodoro Petkoff (1996-99), editor – director (fundador, 2000) del diario TALCUAL.[i]
Empecemos por precisar que la inflación ya venía incrementándose durante los últimos años del gobierno del presidente Carlos Andrés Pérez (1989-93) y los ocho meses de gestión del Dr. Ramón J. Velásquez (1993-94). En 1993, el índice inflacionario alcanzó un 46% y el producto interno bruto (PIB) registró una declinación del 0,4%: presión inflacionaria con decrecimiento del producto nacional es definido por los economistas como estanflación (estancamiento económico con inflación).
La emergencia financiera requirió, como en todos los países del mundo, una expansión de la liquidez monetaria por parte del Instituto Emisor para evitar el colapso del sistema de pagos, apoyar a los ahorristas y recapitalizar los bancos insolventes que el gobierno nacional se vio forzado a estatizar temporalmente. Pero fueron otros factores adicionales los que contribuyeron también a elevar la inflación aquellos años: la caída de los ingresos de exportación petrolera por el desplome de los precios, la merma de las reservas internacionales y la depreciación del bolívar.
No olvidemos que el precio promedio de exportación fue de sólo US$12,41 por barril (b) en 1994 y la inflación fue de 60,9%. En 1995, el precio promedio fue de $13,93/b; pero se logró contener la inflación (59,9%), por el incremento de los ingresos tributarios generados por el Plan Sosa (aplicación del impuesto a las ventas, aumento de la alícuota del impuesto sobre la renta, impuesto al débito bancario, creación del SENIAT, etc.), y por la reducción del financiamiento monetario de la crisis bancaria, que fue superada prácticamente aquel año. De hecho, la economía creció un 1,5% en 1995.
Si bien la inflación en 1996 fue alta (99,9%) al levantarse el control de cambio y aplicarse la Agenda Venezuela, el índice inflacionario comenzó a disminuir, no sólo por la restitución de los equilibrios macroeconómicos y la mejor coherencia de las políticas fiscal y monetaria, sino gracias a la expansión de la producción de petróleo y gas (Apertura Petrolera), los mayores ingresos por exportaciones no tradicionales, la recuperación de la producción interna de bienes y servicios y el aumento de los flujos de inversión extranjera directa y de los programas de financiamiento de los organismos multilaterales. En efecto, la inflación disminuyó a 50% en 1997 y a 35,6% en 1998, y continuó bajando hasta casi un dígito en los años 1999-2000.
Pero hubo otra dimensión favorable de la Agenda Venezuela: la reactivación económica descansó en el sector privado nacional e internacional por la recuperación de la confianza. La expansión de la economía no dependió de incrementos en la deuda pública externa, la cual disminuyó entre 1993 y 1998. Más aún, la deuda externa total (pública y privada) bajó de $ 67.600 millones en 1994 a $ 49.800 millones en 1998. Y por el empuje de la Agenda Venezuela, la deuda externa continuó reduciéndose, a $ 45.100 en 1999 y $ 36.900 en 2000 (cifras oficiales del Banco Mundial).
De manera que el Plan Sosa y, particularmente, la Agenda Venezuela hicieron posible restablecer el crecimiento económico con muy bajos precios del petróleo y declinante inflación, gracias al impacto positivo combinado de mayores inversiones e incrementos considerables de la producción y las exportaciones petroleras y no petroleras. El producto nacional (PIB) creció 1,3% (1996), 7,8% (1997) y 7,6% (1998), a pesar de una nueva caída de los precios del petróleo (a $9,38/b en 1998), por virtud de la debacle financiera mundial de 1997. La producción petrolera del país aumentó de 2,627 millones (1994) a 3,335 millones de barriles diarios (1998) y las exportaciones no petroleras lograron un pico histórico de $ 7.200 millones. Todo ello con una deuda externa declinante y una aplicación exitosa de programas sociales coherentes y dirigidos directamente a la población más necesitada.
Visto en retrospectiva, crecer con declinante inflación por aumento de la inversión y la producción nacional del sector privado nacional y extranjero, sin endeudarse y con programas sociales inclusivos y coherentes, es poco menos que un milagro.
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[i] En el gabinete económico del presidente Caldera (1994-1999) figuraron principalmente, además de Teodoro Petkoff al frente de CORDIPLAN (1996-99): Julio Sosa Rodríguez (Hacienda, 1994-95), Luis R. Matos Azócar (Hacienda, 1995-98), Luis Carlos Palacios (Industria y Comercio y Cordiplan, 1994; coordinador de la Agenda Venezuela, 1996-99), Werner Corrales Leal (Industria y Comercio y Cordiplan, 1994-96), Erwin Arrieta Valera (qepd, Energía y Minas, 1994-99), Alberto Poletto, Industria y Comercio y Fondo de Inversiones de Venezuela, 1994-1998) y Freddy Rojas Parra (Industria y Comercio y Hacienda, 1996-99). Otros expertos calificados ocuparon posiciones de relevancia en el campo económico: Antonio Casas González (BCV, 1994-1999), José Ignacio Moreno León (SENIAT), Luis Giusti (PDVSA), Noris Aguirre (FOGADE) y Tesalio Cadenas Berthier (qepd, SUDEBAN). Quien suscribe este artículo fue viceministro de Hacienda, gobernador alterno ante el FMI y director de la CAF durante el ejercicio de Sosa Rodríguez como ministro (1994-95). Petkoff, Matos Azúcar, Rojas Parra y Palacios, principales responsables de la Agenda Venezuela, merecen reconocimiento especial.