La Agenda Venezuela como referente
Por Luis Xavier Grisanti
Publicado originalmente en Analítica el 18 de enero de 2019
Un estimado lector de nuestro artículo anterior (Teodoro Petkoff y la Agenda Venezuela, Analitica.com, 07.11.2018), nos preguntaba si los aumentos en el índice inflacionario en los años 1994, 1995 y 1996 se debieron a la expansión monetaria decidida por el Banco Central de Venezuela (BCV) para financiar la crisis bancaria durante los primeros dos años del segundo gobierno del Dr. Rafael Caldera (1994-1999), o fueron causados por la aplicación del programa de ajuste económico y reformas sociales contemplado en la Agenda Venezuela, a partir de 1996?
Empecemos por precisar que la inflación ya venía incrementándose durante los últimos años del gobierno de Carlos Andrés Pérez (1989-1993) y los últimos meses de la gestión del Dr. Ramón J. Velásquez. En 1993, el índice inflacionario alcanzó un 46% y el producto interno bruto mostro una contracción del 0,4%: inflación con contracción es definida por los economistas como estanflación (estancamiento económico con inflación).
La emergencia financiera requirió, como en todos los países del mundo, una expansión de la liquidez monetaria por parte del Instituto Emisor para evitar el colapso del sistema de pagos, apoyar a los ahorristas y recapitalizar los bancos insolventes estatizados. Pero contribuyeron también a elevar la inflación la caída de los ingresos de exportación petrolera, la merma de las reservas internacionales y la depreciación del bolívar.
El precio promedio de exportación fue de sólo US$12,41 por barril (b) en 1994 y $13,93/b en 1995, y la inflación fue de 60,9%. En 1995, el precio promedio fue de $13,93%; pero se logró contener la inflación (59,9%), por el incremento de los ingresos tributarios generados por el Plan Sosa y por la reducción del financiamiento monetario de la crisis bancaria. De hecho, la economía creció 1,5% ese año.
Si bien la inflación en 1996 fue alta (99,9%) al levantarse el control de cambio, el índice comenzó a disminuir, no sólo por la restitución de los equilibrios macroeconómicos, sino gracias a la expansión de la producción de petróleo y gas (Apetura Petrolera), los mayores ingresos por exportaciones no tradicionales, la recuperación de la producción interna de bienes y servicios y el aumento de los flujos de inversión extranjera directa y de los programas de financiamiento de los organismos multilaterales. En efecto, la inflación disminuyó a 50% en 1997 y 35,6% en 1998.
Pero hubo otro aspecto positivo de la Agenda Venezuela: la reactivación económica descansó en el sector privado nacional e internacional por la recuperación de la confianza. De manera que la Agenda Venezuela hizo posible recuperar el crecimiento con declinante inflación gracias al impacto positivo combinado de mayor inversión y aumento de la producción y las exportaciones. Todo ello con una deuda externa declinante y una aplicación exitosa de programas sociales coherentes y dirigidos directamente a la población mas necesitada.
Los buenos resultados de la Agenda Venezuela pueden ser un referente ante la aguda contracción económica y la pronunciada hiperinflación que sufrimos. Se requiere una programa de estabilización y recuperación económica coherente con una estrategia social inclusiva y un vigoroso nuevo ciclo de inversiones que descanse en el sector privado nacional e internacional con un alto componente de inversión en petróleo y gas natural.
@lxgrisanti