En las exequias de Rafael Caldera

 

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Presentación

En la madrugada del 24 de diciembre, un mes justo antes de cumplir noventa y cuatro años de edad, falleció en Tinajero – su residencia en Caracas desde hacía más de cuatro décadas – Rafael Caldera. Su largo combate con el mal de Parkinson y con las secuelas que éste puede traer, llegaba a su fin. En la enfermedad, como a lo largo de su vida, dio ejemplo de gran paciencia, voluntad de lucha y constancia de ánimo. El mal que paralizó su cuerpo no lo privó de su lúcida inteligencia, que conservó hasta el final. Se fue de este mundo, como pudo decir, en la fe de sus padres, la fe de la Santa Iglesia Católica, y con el deseo de que Venezuela pueda vivir en libertad, con una democracia verdadera donde se respete la dignidad de la persona y los derechos humanos.

Dos veces Presidente de la República por elección popular, le correspondía recibir en sus exequias tratamiento de Jefe de Estado. No hubo para él honores oficiales. No podía recibirlos de parte de un gobierno que deshonra de continuo los valores de nuestra historia y que representa lo contrario de la lucha de su vida por la democracia, la libertad, la justicia social, la paz y el Estado de Derecho.

Su cuerpo fue velado en el Instituto de Formación Demócrata Cristiana Arístides Calvani, como un signo del compromiso de toda su vida. Acompañado de sus familiares y de amigos venidos de diversas partes del país y del exterior; con múltiples testimonios de afecto por parte del pueblo venezolano sencillo al que quiso servir en su dilatada carrera política, sus exequias fueron las de un hombre justo y bueno.

En esta breve publicación se recogen sus palabras de despedida, así como el último mensaje que tuvo ocasión de preparar, junto con los discursos pronunciados en su entierro: la elocuente epístola de Asdrúbal Aguiar Aranguren; la homilía del Cardenal Jorge Urosa Savino en la misa de cuerpo presente celebrada en la Iglesia de Santa María Eufrasia, Obra del Buen Pastor; las palabras del Arzobispo-Obispo Ovidio Pérez Morales en la Capilla del Cementerio del Este para despedir sus restos. Cierran el conjunto las palabras de Andrés Caldera Pietri ante la tumba abierta de su padre, último homenaje filial a la memoria de este gran venezolano.

Caracas, enero de 2010

Rafael Tomás Caldera