Rafael Caldera
Por Elio Gómez Grillo, abogado, criminólogo y profesor universitario.
Acaba de marcharse a la eternidad el doctor Rafael Caldera (1916/2009), uno de los grandes venezolanos de todos los tiempos. Dirigente juvenil desde su adolescencia universitaria, dedicó su vida preferentemente a la política, como máximo dirigente de un partido y Presidente de la República en dos oportunidades. Fue el mandatario civil venezolano que durante mayor tiempo –diez (10) años–, ha gobernado al país y el único que ha llegado al poder, en esas dos ocasiones, desde la oposición, mediante elecciones populares limpias.
Durante más de medio siglo, Rafael Caldera fue uno de los personajes centrales en la vida pública del país. Y, seguramente, el mandatario venezolano que ha ostentado mayores atributos intelectuales. Porque en grado eminente fue jurista, sociólogo, político, escritor, orador, educador, políglota, académico… Todo un verdadero humanista.
Su figura histórica honra el alma de esta patria de todos. Su obra política la juzgará la historia. Pero, aún quienes como ciudadanos venezolanos no adherimos a su postura filosófico-política, que él mantuvo con grandeza humana y social, le ofrecimos siempre el mayor respeto y admiración por sus ejecutorias pacificadoras y por su integérrima honestidad personal, que dejó siembra de verdadera moral pública en un país que tanto necesita de ella.
Tuve el privilegio de ser su alumno en la UCV. Sus clases eran modelo de objetividad científica y pedagógica y su trato y diálogo con los estudiantes fue siempre sencillo y, si se quiere, creador. Más que profesor, Rafael Caldera fue un maestro.
Personalmente, guardo por él una profunda gratitud. Sus enseñanzas humanas y académicas y las deferencias y conceptos que recibí de su generosidad, ennoblecieron mi vida estudiantil y profesional.
A dondequiera que usted esté, Maestro Caldera, llegue mi palabra de dolor por su partida y de gratitud por todo cuanto usted me prodigó y que contribuyó a enriquecer mi existencia. Gracias para siempre, Maestro inolvidable…