Caldera y el petróleo

 Por Rafael Quiróz Serrano

 Ayer domingo 24 se cumplieron 94 años del nacimiento (1916) del doctor Rafael Caldera y un mes de su desaparición física. Catedrático, humanista, laborista, parlamentario, intelectual, luchador social por excelencia, Caldera fue dos veces Presidente de la República y, por imperativos de su formación moral y académica, siempre tuvo un gran sentido de la equidad y la justicia.

Tuvo amigos en todas partes del mundo, de las más diversas ideologías y militancias políticas, lo que demuestra que llegó a cultivar la amistad y el afecto partiendo del disenso. Los socialdemócratas que tuvimos la honra de tenerlo como amigo, valoramos el respeto que él, siendo socialcristiano por antonomasia, profesaba por la socialdemocracia. Nunca Caldera apeló al innoble e ineficaz recurso del desprecio, la ofensa, ni que decir del insulto, para quienes no pensábamos igual que él.

Durante su primer período de gobierno (1969-1974) le tocó lidiar con precios bajos del petróleo y minoría parlamentaria – igual pasó en su segundo período -. Era la época en que la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), fundada en septiembre de 1960, aún no tenía el peso y significado que más tarde logró tener (1974) en el mercado mundial de los hidrocarburos.

Las transnacionales tenían el control absoluto de la industria petrolera, incluyendo los míseros precios. El valor promedio del crudo venezolano en su primer quinquenio fue de 2,45 dólares por barril, es decir, un precio de realización que hoy en día es sólo el rango de fluctuación diaria de los volátiles precios petroleros. Sin embargo, este período en cierta forma fue una continuación de la política petrolera de los períodos anteriores, pero subrayando un estilo más autonomista, nacionalista, tercermundista y pluralista, que le permitió a Caldera estampar su propio estilo.

En aquel primer gobierno, en que tuvo como ministro de Minas e Hidrocarburos a Hugo Pérez La Salvia, van a destacar seis elementos insoslayables de lo que fue su política petrolera. El primero es la Reversión Petrolera, a través de la promulgación de la Ley de Bienes Afectos a Reversión en las Concesiones de Hidrocarburos (1971), para asegurar la continuidad y eficiencia de la actividad petrolera una vez que vencieran (1983) las concesiones vigentes. Esta ley es la que va a pavimentar el camino por el cual más tarde transitará cómodamente la Ley de Nacionalización Petrolera (1975).

El segundo es la nacionalización del gas, con la Ley que Reserva al Estado la Industria del Gas Natural (1971), lo que significó – en aquellos años – un gran paso para Venezuela en su ruta por ejercer la defensa y soberanía sobre sus hidrocarburos. En tercer lugar está la creación de la Organización Latinoamericana de Energía (Olade, 1973) – como resultado de la Primera Reunión de Ministros de Energía y Minas de la región, que se había hecho en Caracas en agosto de 1972 – que va a constituirse en la experiencia precursora de una integración regional energética. También promulga, y ese es el cuarto punto, la Ley que Reserva al Estado la Explotación del Mercado Interno de los Productos Derivados de los Hidrocarburos (1973).

El quinto elemento es la fijación unilateral por parte de Venezuela de los Valores Fiscales de Exportación (VFE) mediante la Reforma Parcial a la Ley de Impuesto sobre la Renta, donde se faculta al Ejecutivo para fijar, por primera vez, los valores de exportación para fines fiscales del crudo y sus derivados. Esto desata en Estados Unidos una campaña contra el petróleo venezolano, la cual es denunciada públicamente, con valor y temple, pero con respeto y decencia en el lenguaje, por el propio Caldera. Meses después vendrían otros países petroleros, como Argelia e Indonesia, a adherirse a esta clase de recaudación fiscal petrolera que mejoró los ingresos de los países miembros de la OPEP:

El sexto factor a destacar es la acertada NO participación de Venezuela, junto con Irán e Irak, en el embargo petrolero contra los Estados Unidos por parte de los países árabes exportadores de petróleo, debido a la guerra árabe-israelí que iniciaron Egipto y Siria, conocida como la “Guerra del Yom Kipur” (octubre de 1973).

Junto a estos elementos podríamos destacar la defensa y repunte sustancial de los precios petroleros debido a la tercera crisis mundial del petróleo, denominada el “Primer Shock Petrolero”, como consecuencia inmediata de la guerra anteriormente citada. Aquí fue cuando por primera vez la OPEP unilateralmente estableció y subió los precios petroleros de 2,52 a 12,41 dólares por barril para enero de 1974. Esta decisión valiente, y sin precedentes de la OPEP, fue tomada como una afrenta contra las transnacionales.

También la realización en Caraballeda de la XXI Conferencia Ordinaria de la OPEP (diciembre de 1970) y la adhesión de Argelia, Nigeria, Ecuador, Gabón y Emiratos Árabes Unidos al grupo con sede en Viena (Austria). Igualmente el mercado petrolero venezolano se fue ampliando y se adquirieron los dos primeros tanqueros (Independencia I y II) con que se iniciaron los esfuerzos para obtener luego una flota petrolera local.

La política petrolera de su segundo período presidencial (1994-1999) está muy reciente para ser evaluada con seriedad y objetividad. El tiempo, supremo esclarecedor de la verdad y la razón, dictaminará el juicio serio y certero que la historia depara a sus acontecimientos.

Finalmente, podríamos afirmar que Caldera fue un catedrático dedicado a la política, y desde sus trincheras de lucha siempre dictó cátedra de civismo, decencia y pedagogía política. Fue un político excepcional, como muy pocos hay, pues como hombre intelectual y decente que era, a la hora de exponer o debatir sus ideas, sabía atacar sin agredir y defenderse sin ofender. Era todo un verdadero estadista.